Cuando el rey espa帽ol Fernando II y la reina Isabel emitieron el Edicto de Expulsi贸n en 1492, a los jud铆os se les dio la opci贸n de emigrar o convertirse al cristianismo. El juda铆smo fue efectivamente prohibido. Muchos de estos conversos, los mesumadim, eran sinceros. Otros, conocidos como anusim, se sent铆an obligados a convertirse y ser bautizados, pero exteriormente viv铆an como cat贸licos practicantes. Todos los conversos o conversos fueron considerados sospechosos de herej铆a por el Santo Oficio de la Inquisici贸n, incluso cuando ocupaban cargos de importancia en la Iglesia o el gobierno, ya sea que permanecieran en Espa帽a o emigraran a los virreinatos y colonias del imperio. Aquellos que practicaban el juda铆smo en secreto eran llamados criptojud铆os. No pod铆an hablar de sus creencias ni practicar su religi贸n p煤blicamente por temor a ser encarcelados y torturados por la Inquisici贸n, y a ser condenados a muerte y ejecuci贸n por las autoridades seculares. Sin el beneficio de obtener copias f铆sicas de la Tor谩 y otros textos en hebreo, los criptojud铆os que emigraron ilegalmente al Virreinato de Nueva Espa帽a (en adelante denominado M茅xico) perdieron su conexi贸n con el idioma hebreo y la mayor铆a de las pr谩cticas religiosas jud铆as.